sábado, 31 de octubre de 2009

La historia no contada de los Cinco (Continuación)

Ricardo Alarcón de Quesada

XV: La importancia de ser un mentiroso (1)
PASTELITOS DE GUAYABA
Luis Posada Carriles es un genuino VIP* que disfruta cortesías y privilegios únicos que no se brindan a dignatarios y celebridades. Pero también es un terrorista internacional confeso y debidamente certificado.

Posada comenzó su larga carrera con tempranas acciones contra la Revolución cubana, incluyendo el fiasco de Bahía de Cochinos y fue durante varios años el hombre de la CIA en la policía política de Venezuela donde se convirtió en líder de algunos bien conocidos torturadores;

Era buscado por la Interpol desde que escapó de una cárcel venezolana en 1985 —Hugo Chávez era todavía un joven desconocido— mientras lo juzgaban por planear y organizar la primera destrucción de un avión civil en pleno vuelo y el asesinato a sangre fría de 73 seres humanos;

Apareció inmediatamente en Centroamérica como figura principal en el escándalo Irán-Contra, siendo mencionado varias veces durante la investigación del Senado de Estados Unidos y en el diario de Oliver North;

Publicó su autobiografía —un bestseller en Miami— y ha comparecido muchas veces en los medios locales y norteamericanos;

Dos veces aterrizó en la primera plana del New York Times, en números consecutivos, describiendo su responsabilidad en la campaña de atentados con bombas en Cuba en los años noventa;

Encontrado culpable por un tribunal panameño de crímenes asociados con un intento de atentado con bombas en la Universidad con el objetivo de asesinar a Fidel Castro y a cientos de estudiantes y profesores, fue perdonado ilegalmente por la Presidenta de Panamá, la víspera de su último día en el puesto y después de haber recibido emisarios especiales enviados a la carrera por George W. Bush;

De nuevo volvió a "esconderse" en algún lugar de Centroamérica, pero mantuvo constante comunicación con sus socios en la Fundación Nacional Cubano Americana y otros grupos terroristas y recaudó dinero en frecuentes y bien publicitados eventos con esos fines.

Sí, ha sido una larga carrera de infamia, siempre a nombre de los intereses y objetivos de Estados Unidos, como proclamó orgullosamente su abogado de Miami.

Si vamos a creer en sus palabras, durante todo ese periodo Posada visitó Estados Unidos en varias ocasiones, aunque pasando inadvertido. Un día decidió establecerse allí para siempre. Después de todo, su familia ha estado residiendo en Miami por décadas.

Y entonces regresó a casa.

Posada Carriles entró a la Florida en marzo del 2005, de forma clandestina, sin visa norteamericana, como millones de latinos tratan de hacer infructuosamente una y otra vez. Pero no fue arrestado, y mucho menos deportado. La historia de cómo lo hizo, en el barco Santrina con la ayuda de su red terrorista radicada en Estados Unidos, fue descrita en el periódico Por Esto de Yucatán, en una crónica ampliamente difundida por todo el continente. Todo el mundo sabía esto, excepto la administración Bush, que insistió durante dos meses en que no sabía nada de su paradero, hasta que Posada convocó a una conferencia de prensa en mayo para anunciar su disposición de continuar haciendo desde Miami su guerra total contra la Revolución Cubana.

No teniendo otra opción, la administración Bush detuvo a Posada y lo llevó a un centro de inmigración en El Paso, donde prepararon para él un área VIP, completamente separada de la población general, con comida especial y servicios de cualquier tipo, incluso con posibilidades de reunirse con amigos y periodistas. La única queja de Posada: el protocolo norteamericano no pudo proporcionarle pastelitos de guayaba cubanos.

De acuerdo con documentos oficiales presentados por el Gobierno de Estados Unidos a los tribunales de inmigración, Washington desplegó arduos esfuerzos diplomáticos tratando de convencer a otros países a que le dieran amparo y protección a Posada. Los diplomáticos norteamericanos se acercaron a gobiernos en América Central y América del Sur, e incluso en Europa, pidiéndoles que recibieran al tan famoso VIP. Sin excepción la respuesta siempre fue: No, gracias.

Irónicamente Washington tiene todavía que responder a la nota diplomática presentada por Venezuela el 15 de junio del 2005 para su detención y subsiguiente extradición a Caracas conforme al Tratado de Extradición existente entre ambos países.

La Administración Bush, y hasta ahora su sucesor, optaron por acusarlo de ser un mentiroso y entrar en un litigio deliberadamente confuso con el señor Posada acusado de no haber sido sincero con los funcionarios de inmigración acerca de cómo entró en el país. Como resultado, un tribunal administrativo envió a Posada a casa para que pueda cómodamente seguir reclamando su admisión formal a unas autoridades, que han mostrado una paciencia y comprensión sin paralelos.

¿Cuántos pobres latinoamericanos indocumentados han tenido esa oportunidad? ¿Cuántos de ellos, mientras tanto, han sido liberados y se les ha permitido irse sin ser molestados y hacer lo que les venga en ganas?

Ya Posada no se queja más. Es un hombre libre en Miami comiendo muchos pastelitos de guayaba.

(*) Persona muy importante.
Tomado de Miami5

No hay comentarios:

Publicar un comentario