Por Manuel J. Tejada Loría
En Estados Unidos, a finales de los
años noventas, se detuvo y enjuició a cinco personas de nacionalidad cubana
acusados de espionaje. Se les condenó a purgar sentencias en cárceles gringas
que van desde los 15 años hasta más de una cadena perpetua. El caso se ha
vuelto conocido –aunque no lo suficiente– porque familiares han hecho hasta lo
imposible para encontrar apoyo ante tal injusticia.
De los cinco,
cuatro siguen tras las rejas. Uno de ellos, nacido en Estados Unidos pero de
padres cubanos, ya cumplió su condena en prisión y ya se encuentra en Cuba,
aunque tuvo que renunciar a la nacionalidad estadounidense. El resto sigue
recluido.
Desde luego hay
cuestiones políticas de una gran complejidad que motivan tal injusticia. Sus
nombres son Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero, Gerardo
Hernández y René González.
En todo el mundo
se han conformado agrupaciones de apoyo moral. En nuestro estado, el Comité
Yucateco de Solidaridad con los Cinco Cubanos Presos en Estados Unidos hace lo
propio difundiendo el caso.
Su evento más
reciente fue la proyección de un documental titulado Obama Give Me Five en la
Biblioteca Pública del Estado donde madres y esposas de los detenidos envían un
mensaje directo al actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
El pesar es
profundo. Son más de catorce años de encarcelamiento y por ende de ausencia
para madres, esposas, hijos y demás familiares. En suma también solicitan apoyo
internacional para que se demande libertad incondicional, ya que lejos de obrar
en contra de Estados Unidos, los cinco cubanos realizaban labores de
inteligencia en ese país ante las constantes amenazas terroristas contra Cuba.
Las autoridades
estadounidenses olvidan que miles de agentes de ese país realizan la misma
labor en diversas partes del mundo a través de agencias como la DEA, CIA y la
ATF. En México la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF)
implementó una operación fallida (Operación Rápido y Furioso) que suministró de
armamento a carteles del narcotráfico con el pretexto de que se investigaba
cuál era el proceso de compra y venta de armas entre ambos países.
La falsa lucha
contra el terrorismo no obstante ha servido para que Estados Unidos realice
invasiones a otros países, presione por más presupuesto y tenga así luz verde
para tanta iniquidad.
Encarcela a cinco
cubanos a los que nunca se les comprobó el espionaje pero protege al terrorista
Posada Carriles, cuyas acciones en contra de la humanidad han sido más que
probadas y testimoniadas por este mismo periódico.
Pienso en las
víctimas colaterales de tal injusticia, en las familias sobre todo.
Me quedo con la
frase de Mirtha Rodríguez, la madre de Antonio Guerrero: “cuando se lucha
contra el terrorismo se lucha por la humanidad”.
Creo del mismo
modo, que lejos de atender a los estereotipos culturales sobre las diferentes
ideologías y nacionalidades tenemos que mirar que el sufrimiento que se vive
ante tal injusticia es el mismo que todos conocemos.
Ante eso hay que
sumarnos y apoyar.
Fuente: Por Esto!, 14 de mayo de
2013
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