Por Jorge Cortés Ancona
El fundamental ensayo “Nuestra América”, de José Martí, es el ideario
esperanzador del devenir político, social y cultural de nuestros pueblos de
Latinoamérica y del Caribe. Un texto que expresa con la contundencia de la
claridad el talante que debemos asumir para afrontar con inteligencia las
amenazas de los tigres voraces que siguen al acecho de nuestras regiones.
Martí remarca firmemente la necesidad de conocer y valorar nuestras fuerzas
primigenias dentro de un sentido de colectividad activa. Nos exhorta a
consolidar una sociedad responsable y laboriosa con el esfuerzo conjunto de
nuestros habitantes, hombres y mujeres, que son la mayor fuerza y riqueza con
que cuentan nuestros países. Sin duda, nuestro desarrollo tiene que ser una
acción colectiva y para ello se requiere tener en claro sobre qué terreno
estamos avanzando.
Algunas tareas deben prevalecer sobre otras. Todavía no es tiempo de
sumirnos en devaneos personalistas. Conocernos a fondo es prioritario.
Estudiarnos antes que auto-celebrarnos. En las palabras del gran poeta de
Nuestra América, “el premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda,
sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive”.
Este conocimiento intrínseco de nuestras capacidades y nuestras carencias
es un factor determinante para solucionar los problemas que todo entramado
social conlleva en su dinámica de cada día. Porque “resolver el problema
después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin
conocerlos”.
Esta aprehensión abarcadora de nuestro entorno genera el ánimo
indispensable para las transformaciones creadoras. No miramos con sumisión a
nuestros pares de otros continentes o de otras zonas de nuestro hemisferio,
sino que nos situamos con identidad orgullosa a la altura de los tiempos que
transcurren. Podemos dialogar, proponer y exigir cuando debe hacerse.
En América Latina y el Caribe, lo mismo en las ya bicentenarias o
centenarias “naciones tan adelantadas y compactas” que en los estados que se
independizaron en la segunda mitad del siglo XX y en aquellos que aún siguen
sujetos al colonialismo, la voluntad de cooperación está presente para plasmar
en hechos la sabiduría visionaria de José Martí.
El ideario de “Nuestra América” es integrador y deja en claro el modo en
que la cultura se imbrica con la política y la educación para hacer viable un
desarrollo con justicia social. Necesitamos conocer de primera mano nuestras
circunstancias y nuestras inconsistencias, mirar la realidad con la mayor
precisión posible, sin los mantos de prejuicio que oscurecen la conciencia.
Por tratarse de un pasaje a la medida de nuestros tiempos, podemos afirmar
con Martí: “surgen los estadistas naturales del estudio directo de la
Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar. Los economistas estudian la
dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los
dramaturgos traen los caracteres nativos a la escena. Las academias discuten
temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol
glorioso el chaleco colorado. La prosa, centelleante y cernida, va cargada de
idea. Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio”.
Con independencia de que pensemos en idioma originario o en lengua
trasplantada de Europa, la hermandad de nuestros pueblos motiva a que nos
entendamos del modo más perfecto posible unos a otros. Cada vez es mayor la
oportunidad de conocer nuestras aportaciones culturales de la actualidad y de
siempre ahora que las nuevas tecnologías facilitan ese acercamiento.
Nuestra capacidad de discernir no puede estar titubeante, porque, citando
de nuevo a Martí, “se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo
peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca
sobre lo peor”.
Nuestro pasado milenario sigue la impetuosa corriente que lo ha traído a
este presente abundante en opciones. “Conocer es resolver”. Conocer nuestro
entorno a partir de la experiencia directa. Atender los problemas que realmente
existen y procurar el mejoramiento en función de las condiciones existentes.
Desde Yucatán, desde esta entidad federativa de México donde pueblo y
gobierno hacen posible un entorno de paz social y donde se viven tiempos de
optimismo, deseamos fervorosamente que nuestros países de Latinoamérica y del
Caribe se mantengan juntos en la concreción de esta poderosa trinchera de
ideas.
(Palabras leídas en la Ceremonia por el Día de la Identidad Latinoamericana
y del Caribe efectuada ante el busto de José Martí en el Parque de las Américas
el pasado 30 de enero.)
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